Este elixir único se remonta a la prehistoria, donde la mezcla accidental de miel y agua fermentada dio lugar a una de las primeras bebidas alcohólicas conocidas por la humanidad.
En el antiguo Egipto, el hidromiel era considerado una bebida sagrada, asociada con la fertilidad y las celebraciones religiosas. Los vikingos y culturas nórdicas también abrazaron el hidromiel, considerándolo una bebida inspiradora y valiente vinculada a sus mitologías y tradiciones.
En la antigua Roma, los romanos adoptaron la tradición del hidromiel de las culturas celtas y germánicas. Conocido como «mulsum», era una mezcla exquisita de miel y vino, apreciada por su sabor dulce y aromático. Los romanos lo consideraban una opción lujosa y sofisticada para sus festividades y banquetes.
En Europa medieval, el hidromiel se convirtió en una bebida de lujo, apreciada tanto por nobles como por campesinos. Y a lo largo de la historia, aunque tuvo un declive con la llegada de otras bebidas alcohólicas, su esencia ha perdurado a lo largo de los siglos.
En la actualidad, esta antigua bebida ha experimentado un emocionante resurgimiento gracias a “cellers” como el nuestro y los aficionados a la fermentación, que exploran distintas variedades y sabores, manteniendo viva la tradición del hidromiel.
Nosotros deseamos ahora, ser la continuidad de este legado, recuperando una bebida milenaria olvidada adaptándola a nuestros tiempos.